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¿Por qué es importante implementar buenas prácticas dentro de los condominios?

Pagar a tiempo las expensas, respetar el uso de los parqueaderos de otros vecinos, no colgar ropa en las ventadas del edificio; todas estas acciones, si bien ayudan a que la convivencia sea más llevadera dentro del condominio, no se constituyen en buenas prácticas. Son, únicamente, el cumplimiento más básico y elemental de la norma que regula a la propiedad horizontal. 

Cuando hablamos de buenas prácticas dentro de los condominios nos referimos a aquellas actividades replicables, positivas y sostenibles que los copropietarios, administradores y directivos ejecutan dentro del marco legal y que satisfacen necesidades colectivas a partir de la organización y trabajo comunitario.  

La implementación de buenas prácticas de convivencia en condominios es de vital importancia para fomentar un ambiente armónico y satisfactorio para todos sus residentes. Estas prácticas promueven el respeto mutuo, la tolerancia y la empatía, creando un sentido de comunidad sólido y fortalecido. Además, se fomenta un ambiente en el que cada individuo se sienta valorado y parte integral de la comunidad, contribuyendo así al bienestar general y a la armonía colectiva.

A propósito de este tema, la semana pasada, en Quito, se llevó a cabo el evento de premiación de la Segunda Edición del Reconocimiento Buenos Vecinos a las Buenas Prácticas de Convivencia. Esta iniciativa, organizada por Fundación Bien-Estar, busca premiar y difundir las buenas prácticas ejecutadas en condominios, conjuntos habitacionales y urbanizaciones, que evidencien una adecuada gestión organizativa, administrativa y la promoción de una buena convivencia y cuidado ambiental.

En esta edición, el ganador del primer lugar en la categoría “Buenas prácticas financieras y administrativas” fue el Conjunto Habitacional La Mena por su proyecto de brigadas de seguridad.  A su vez, el primer lugar en la categoría “Buenas prácticas en organización comunitaria y cuidado ambiental” lo obtuvo la Manzana 26 de Ciudad Bicentenario por su proyecto “Comuna Verde”, que consiste en la construcción de un huerto urbano orgánico y comestible. Las dos prácticas fueron las ganadoras por ser sostenibles, replicables y haber impactado positivamente en la calidad de vida de los vecinos.

¿Por qué es importante implementar buenas prácticas dentro de los condominios?

Estas buenas prácticas son un claro ejemplo del poder transformador de la organización comunitaria. Sin importar el tamaño de la comunidad ni de los retos que esta enfrenta, el primer paso para lograr una mejor calidad de vida de sus integrantes es entender que el cambio solo depende su decisión y compromiso colectivo.

Revisa más información en nuestra web: www.fundacionbienestar.org.ec o ingresa a YouTube y conoce las iniciativas ganadoras del reconocimiento «Buenos Vecinos»: https://youtube.com/@ecfundacionbienestar 

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¿Cómo normar el uso de las áreas comunes en el Reglamento Interno de Copropiedad?

Las áreas comunes de los condominios pueden ser indicadores muy elocuentes para medir la calidad de vida de quienes habitan un inmueble en propiedad horizontal. Con esto no me refiero a lo lujosos que pueden llegar a ser, si no a su estado de conservación, utilidad y forma de administración.

Una gestión descuidada o ineficiente de las áreas comunes, de parte de los copropietarios como de los administradores, puede tener impactos negativos tanto en las relaciones comunitarias como en el valor de reventa/alquiler de los bienes exclusivos.

Si quieres que el reglamento interno de tu condominio incluya normas que regulen adecuadamente las áreas comunes, sigue los siguientes consejos:

  • Si lo vas a regular hazlo bien. Si decidiste incluir en tu reglamento normas sobre el uso de un área común específica, debes hacerlo de tal forma que integres la mayor cantidad de regulaciones relativas a ese lugar. Por ejemplo, si ya identificaste como un problema la basura en las áreas verdes, también incluye disposiciones sobre las deyecciones de los animales, daño a árboles y jardineras, animales sueltos sin correa, prohibición de consumo de alcohol, entre otras.

 

  • Tómate el tiempo para redactar. Recuerda que el reglamento interno va a ser leído por muchas personas y que necesita ser muy claro para garantizar su eficiente aplicación. Para ello, usa correctamente el lenguaje para identificar los lugares, partes, objetos y acciones sobre las que vas a establecer una regulación. Si existe poca claridad o ambigüedad en tu reglamento, lo más seguro es que la norma será inaplicable, o peor aún, contraproducente.

 

  • Primero lo primero. Si vas a regular un proceso, comienza por el inicio. Por ejemplo, si quieres establecer el proceso de uso/alquiler de la sala comunal, comienza por definir quién es la persona que puede reservar su uso, qué condiciones debe cumplir para acceder a este derecho, horarios de uso, etc. Así, hasta terminar con las sanciones por daños y/o ejecuciones de garantías. Esta forma de redactar ayuda mucho a que el lector vea de forma secuencial las regulaciones a las que está sujeto.

 

  • Antes de normar ponte en el lugar del normado. A veces la intención de querer que todo sea perfecto o que funcione como un reloj hace que establezcamos regulaciones poco ejecutables. Para evitar esto, haz un juego de roles e identifica qué se puede regular sin afectar la eficiencia del proceso o el acceso al bien común.
  • A veces la mejor regulación es que no haya regulación. Cuando estás redactando tu reglamento interno y te das cuenta de que no avanzas porque caes en un bucle sin fin, es mejor dejarlo ahí. No te desesperes y replantea lo que quieres normar. En ocasiones, quitar el exceso de regulación es una mejor alternativa. Recuerda que tu objetivo es crear un reglamento interno y no una camisa de fuerza.

El reglamento interno es una herramienta muy útil para regular las áreas comunes. Sin embargo, el cambio de actitud sobre estos es la mejor forma de cuidarlos.

Abg. Jonathan Gómez – Coordinador de producto

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Pasos para celebrar una asamblea de copropietarios

En ocasiones, la necesidad de respuestas rápidas y eficientes a los problemas del bien bajo propiedad horizontal hace que administradores y directivos pierdan de vista la formalidad de los procesos internos del condominio. Las sesiones de asambleas no deben tratarse como reuniones de amigos; éstas son el espacio para el ejercicio de los derechos de voz y voto de los copropietarios, por ende, su desarrollo debe cumplir con ciertos requisitos que garantizan su eficacia jurídica. 

A continuación, revisaremos los principales pasos que deben seguirse para llevar a cabo una asamblea de copropietarios:

  • Paso 1. Constatación del quorum. A la hora señalada en la convocatoria, el presidente solicitará al secretario que constate el quorum. Si hay quorum (más de la mitad de las alícuotas del condominio) se instalará la sesión. Si no hay el número suficiente de copropietarios, el presidente instalará la sesión en segunda convocatoria, 60 minutos después de la hora convocada originalmente. Recuerda que la constatación del quorum no es un punto del orden del día, es una formalidad previa a la instalación de la sesión.
  • Paso 2. Lectura del orden del día. El presidente solicita al secretario que dé lectura al orden del día. Si la sesión se instaló en primera convocatoria, los copropietarios pueden mocionar para que se modifique el orden del día. Una vez aprobado el orden del día se procederá a tratarlo. Recuerda que si la asamblea se instaló en segunda convocatoria no se puede modificar el orden del día. En este punto también se suele dar lectura a la correspondencia recibida, si la hubiere.
  • Paso 3. Resolución de los puntos del orden del día. El presidente enunciará cada punto del orden del día y procederá a exponerlo y someterlo a votación. Este paso requiere de liderazgo y voz de mando por parte del presidente, especialmente para ordenar las intervenciones y no dejar que las discusiones de los condóminos afecten el normal desarrollo de la sesión. Las resoluciones deben ser claras, directas y aplicables. El secretario, por su parte, deberá incluir en el acta las resoluciones, lo más importante de las exposiciones y aquello que ha sido solicitado expresamente que conste en actas.
  • Paso 4. Redacción del acta. Una vez que se han tratado los puntos del orden del día, el presidente podrá dar un receso (10 – 15 minutos) para redactar el acta de la sesión. Cuando esté lista, el presidente dará lectura al documento y lo someterá a aprobación de la asamblea. El acta deberá ser firmada por el presidente y el secretario y tendrá como documento habilitante el registro de asistencia de condóminos que participaron en la sesión.
  • Paso 5. Sin más puntos por tratar, el presidente señala la hora y da por terminada la sesión.

Recuerda que, además de la asamblea en pleno, son dos los actores que participan en la dirección y desarrollo de una sesión: el presidente y el secretario. El presidente es quien dirige la sesión, ordena que se constate el quorum, solicita que se dé lectura al orden día, somete a votación los puntos del orden del día, da la palabra a quienes desean participar, establece puntos de orden y suscribe el acta de cada sesión, entre sus principales funciones. El secretario, por su parte, se encarga de todo lo operativo de la sesión. Da cumplimiento a lo solicitado por el presidente, redacta el acta y la suscribe.

Sigue estos pasos y lleva a cabo tu sesión de asamblea sin miedo a olvidar alguna formalidad importante.