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Inquilinos y propiedad horizontal. Segunda parte

En la presente entrega continuaremos analizando algunas de las preguntas más frecuentes que se originan a partir de la relación de inquilinato en inmuebles bajo el régimen de propiedad horizontal.

¿Qué obligaciones tengo para con el condominio antes de dar en arriendo mi casa/departamento? El copropietario arrendador (dueño de casa) debe tener claro que antes de dar en arriendo su bien exclusivo (casa, departamento, oficina, local, etc.) debe cumplir con lo definido en el Art. 12 literal k) del Reglamento General de la Ley de Propiedad Horizontal, es decir, obtener una certificación emitida por la administración del condominio que diga que se encuentra al día en el pago de sus obligaciones condominiales; en otras palabras, que no tiene deudas pendientes por concepto de expensas ordinarias, extraordinarias, multas, entre otros.

Asimismo, el Art. 20 literal h) de la norma citada anteriormente señala que es obligación del copropietario introducir en el contrato de arrendamiento una cláusula especial que diga que el arrendatario conoce y se somete expresamente al reglamento interno de copropiedad; conoce el valor de las expensas ordinarias y extraordinarias; y, conoce las normas y resoluciones generales anteriormente tomadas por la Asamblea General de Copropietarios y por los demás órganos de administración que conformen el condominio.

¿Puede la Administración negarle el uso de los bienes comunes a los arrendatarios o tratarlos de forma diferente? No. Los arrendatarios son parte de la vida del condominio y no debería existir ninguna discriminación en el uso de los bienes comunes. La única causal que puede limitar el uso de los bienes comunes es la mora en el pago de las expensas, la cual es aplicable tanto para copropietarios como usuarios a cualquier título.

¿Qué se debe considerar al momento de mudarse hacia una casa/departamento/local en condominio? Según lo dispuesto en la Disposición General Primera de la norma citada, para que la Administración autorice la mudanza hacia un bien sometido al régimen de propiedad horizontal es requisito indispensable que el copropietario demuestre que no existen obligaciones pendientes para con el condominio.

Como hemos podido ver, la relación entre arrendadores e inquilinos no solo se basa en los acuerdos que estos hayan pactado. La propiedad horizontal tiene regulaciones específicas sobre este tema y es necesario que los copropietarios, arrendatarios y administradores las conozcan para velar por una convivencia armónica entre vecinos. 

 

 

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Conflictos y negociación dentro de los condominios. Parte 1

Además de conocer los derechos y obligaciones que tiene dentro del inmueble bajo el régimen de propiedad horizontal, cada vecino debe armarse de paciencia y objetividad para manejar los distintos conflictos que se originan día a día en el condominio.

Como es sabido, los conflictos pueden ser oportunidades para mejorar las relaciones entre vecinos. Sin embargo, si estos no son manejados oportuna y adecuadamente, pueden generar serias afectaciones en la organización comunitaria. Sin el ánimo de romantizar al conflicto y de verlo como algo siempre positivo, es necesario comenzar a perderle el miedo y aprender a gestionarlo eficientemente para cuidar la sana convivencia y las relaciones vecinales.

Si eres administrador y quieres tener más herramientas para manejar un conflicto dentro de tu condominio, sigue los siguientes consejos:

  • No todo es negociable. Muchos vecinos emplean “estrategias de negociación” tan cuestionables que rayan en el abuso. Por ejemplo, condicionar el pago de la expensa al cumplimiento de tal o cual demanda, o, buscar que se extinga la totalidad de las obligaciones por el cumplimiento de solo una parte de ellas. Estos planteamientos, bastante comunes en los condominios, no pueden ser considerados en una negociación. Recordemos que las obligaciones establecidas en la ley no quedan a discreción del copropietario.

  • Relaciones por sobre acuerdos. Las negociaciones que llevamos a cabo dentro del condominio deben procurar obtener como resultado un alto nivel de satisfacción entre las partes y, sobre todo, cuidar que las relaciones entre estas no se vean afectadas. Más allá de conseguir un acuerdo que resuelva un problema de forma inmediata, es preciso evitar a toda costa que una de las partes se vea beneficiada a costa de la otra. Además de provocar insatisfacción en la parte afectada, la imagen del administrador quedará debilitada y susceptible a más reclamos y conflictos.

  • Verificación de fuentes y objetividad. Los administradores, al momento de gestionar un conflicto, no deben usar la información que han recibido de fuentes cuestionables como chismes y rumores. Para conocer los hechos, el administrador deberá acudir a cada una de las partes y obtener la información que necesita para poder construir, con los propios interesados, posibles soluciones al conflicto. Una vez que cuente con las dos versiones, deberá despojarse de estereotipos y sesgos y hará su mayor esfuerzo para crear un acuerdo sostenible y de beneficio mutuo.

En la siguiente publicación seguiremos con más consejos para manejar los conflictos dentro de un condominio.

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De vecinos a ciudadanos

La vivienda es el lugar en el que se desarrolla la vida familiar y personal de sus habitantes. Por ello, a su alrededor se desarrollan dinámicas con una fuerte carga humana y social que sobrepasa las relacionadas a sus características físicas y funciones estrictamente materiales. Ello conlleva también varias dificultades de convivencia con aquellas personas que, de un momento a otro, pasan a formar parte de nuestro día a día, los vecinos.

Por esta razón resulta tan importante atender la dimensión social alrededor de los proyectos de vivienda.

Beneficios del acompañamiento social

Entendida la familia como el núcleo de la sociedad y la vivienda como el núcleo físico de la ciudad, mejorar los comportamientos y actitudes vecinales, a largo plazo, se replicará en mejores comportamientos ciudadanos. Con esta premisa, Fundación Bien-Estar brinda asesoría y trabaja conscientemente en el desarrollo de relaciones estratégicas y sinergias que permitan a los habitantes de un condominio o conjunto habitacional conocer y hacer respetar sus derechos, así como también, cumplir y hacer cumplir los derechos de los demás.

Una convivencia sana se logra a partir de la toma de consciencia y respeto del otro. Las diferencias sociales y culturales, la poca o nula participación en la toma de decisiones dentro del conjunto habitacional, así como, la resistencia para asumir responsabilidades y compromisos son algunos de los principales problemas condominiales que pueden evitarse y resolverse por medio del trabajo de asesoría y acompañamiento social.

Comunidad y memoria.

La interacción vecinal constituye la base sobre la cual se consolidan las relaciones y lazos que unen e identifican a los miembros de un condominio o un barrio y estos permiten, a su vez, la creación de memorias individuales y colectivas.  

La creación de memoria es indispensable en los procesos de apropiación y empoderamiento de las personas para con el espacio físico que habitan. Por otro lado, el sentirse identificado con los demás permite reconocerse en ellos e identificar y diferenciar aquellos comportamientos que aportan a la comunidad y los que dificultan la convivencia. De esta manera, un vecino aprende a evitar las acciones que perjudican a la comunidad y a respetar la diferencia.

Del barrio a la ciudad

Para ser miembro de una comunidad es necesario adoptar los comportamientos de las personas que nos rodean. En este sentido, la importancia de construir y mantener relaciones vecinales saludables radica en que si se logra incentivar comportamientos positivos dentro del condominio, con el tiempo sus habitantes los adoptarán y convertirán en hábitos.

Estos comportamientos positivos, a su vez, se replicarán en otros espacios, primero en el barrio y, a escala más grande, en la ciudad, pues, todo individuo tiende a replicar su comportamiento fuera de la comunidad donde lo aprendió. Adicionalmente, la relación que existe entre derechos y obligaciones dentro de un condominio crea en los vecinos un sentimiento de responsabilidad compartida que, posteriormente, puede aplicarse en espacios más grandes como el barrio y, en última instancia, en la ciudad. De esta manera, una persona que aprende a ser buen vecino, tiende a comportarse como un buen ciudadano. Por ejemplo: si un vecino respeta los parqueaderos de su condominio, es muy probable que sea una persona que respeta las zonas de parqueo de la ciudad.

Cómo ser un buen vecino

Los comportamientos positivos de un buen vecino deben aprenderse. Para ello es necesario aplicar reglas y códigos de conducta que permitan la creación de hábitos saludables y sostenibles en el tiempo. En este proceso de aprendizaje y organización vecinal, el trabajo de acompañamiento social resulta indispensable, pues guía y asesora sobre diversas temáticas enfocadas a prevenir y resolver los problemas derivados de la convivencia.

Consciente de esta necesidad y con el objetivo de cumplir con su misión institucional, Fundación Bien-Estar, a través de su producto Acompañamiento social, brinda los servicios de: asesoría legal sobre temas de propiedad horizontal, talleres para una adecuada convivencia en sitio, cursos de administración de condominios y servicios enfocados en mejorar las relaciones vecinales y desarrollar hábitos de buenos vecinos.